RADIO EL MUNDO DEPORTES: Alfredo Di Stéfano y Mario Kempes, dos históricos del fútbol argentino, coincidieron en River Plate en 1981 para hacerlo campeón del Torneo Nacional un 20 de diciembre. El rival en la final a doble partido fue Ferro Carril Oeste, al que derrotaron en la vuelta por 1-0, con gol de Mario Kempes, cerrando así una etapa en la que el equipo de Núñez consiguió siete títulos en seis años. Fue el vigésimo certamen del Millonario en la era profesional.
RADIO EL MUNDO DEPORTES: El Torneo Nacional 1981 se jugó entre el 13 de septiembre y el 20 de diciembre y lo disputaron 28 equipos que se dividían cuatro grupos de siete cada uno. Los dos primeros de cada zona avanzaban a los cuartos de final para luego eliminarse en series mano a mano.
Di Stéfano llegó al banquillo Millonario un 31 de julio de 1981, sustituyendo en el cargo al también histórico Ángel Amadeo Labruna, con el que jugó durante algunos años. Se daba la curiosidad que el último equipo argentino que había entrenado «La Saeta Rubia» fue Boca Juniors, con el que se proclamó campeón de la Liga argentina de Primera División en 1969.
Enzo Bulleri y Américo Rubén Gallego, que llegaron de Newell’s, Jorge García, de Central, y Julio Vasco Olarticoechea proveniente de Racing fueron los refuerzos para una plantilla cargada de talento con nombres como «El Pato» Fillol, Daniel Passarella, Alberto Tarantini, Norberto Alonso, René Houseman, Ramón Díaz o el propio Mario Kempes.
Di Stéfano debutó en el banquillo de River Plate en la Copa Presidente Domecq en México, en un partido ante el Atlante, con victoria de los argentinos por 3-2. El rival en la final fue el América, que derrotó a River por 2-1, con un gol en fuera de juego en contra y tres expulsados. Fue tras el partido cuando tuvo buenas palabras para felicitar a su delantero estrella, «Kempes me sorprendió, lo vi entero, jugó una barbaridad. Estuvo fenomenal. Metió paredes con Alonso y tiró de media distancia, eso es muy importante».
River jugó aquel Campeonato Nacional Argentino de 1981, durante la primera fase, en la Zona B, en la que estaban, además, Ferro, Loma Negra de Olavarría, Talleres de Córdoba, Guaraní Antonio Franco, San Martín de Tucumán y Sarmiento de Junín. El rendimiento del Millonario fue bastante aceptable, más en resultados que en juego, aunque cayó en los dos cruces ante Ferro. La gran campaña de Loma Negra, el equipo de Amalia Lacroze de Fortabat, significó el principal obstáculo para lograr el segundo puesto, que clasificaba para los cuartos de final, ya que el conjunto de Caballito consiguió el primer lugar.
River Plate consiguió clasificar tras ganar en Junín a Sarmiento, y en la primera contienda enfrentó a Central, derrotándolo en Arroyito por 2-1 con goles de Daniel Passarella y José María Vieta y empatando sin goles en el Monumental. En las semifinales, el club de Núñez se topó con Independiente con el que mantuvo dos duros cruces. En Avellaneda, igualó 1-1, poniendo en ventaja nada menos que Antonio Alzamendi e igualó Passarella de tiro libre. En Núñez empataron sin goles.
El rival en la final a doble partido fue Ferro Carril Oeste, dirigido por Carlos Griguol, el único que había doblegado a River en todo el Nacional y por dos veces. La primera final se jugó en el Monumental el 16 de diciembre y en un partido muy parejo, River se quedó con el triunfo gracias a un gol de larga distancia de Olarticoechea, que contó con la complicidad del arquero del equipo de Caballito, Carlos Barisio.
En el partido final, River Plate formó con Ubaldo Fillol; Eduardo Saporiti, Alberto Tarantini, Daniel Passarella y Julio Olarticoechea; Enzo Bulleri, Américo Gallego y Emilio Commisso; Jorge Tévez, Mario Kempes y José María Vieta. En la segunda parte, Di Stefano hizo ingresar a Ramón Díaz y Reinaldo Merlo por Tévez y Vieta, respectivamente.
River jugó su mejor partido del campeonato y definió el título a los 13 minutos del segundo tiempo, en una gran jugada de su goleador Mario Kempes. La figura de la temporada fue el delantero, que además, fue el goleador junto con Daniel Passarella, ambos con seis tantos cada uno. La principal virtud de los dirigidos por Alfredo Di Stefano fue la solidez defensiva que tuvo en los mano a mano del final del certamen.